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8 consejos para hacer una compra más saludable

El momento de hacer la compra suele ser bastante complicado. Si no llevamos todo bien planificad, corremos el riesgo de comprar cosas innecesarias, productos nada adecuados para nuestra salud o elecciones basadas en la publicidad. Por eso, una estrategia es fundamental a la hora de hacer la compra. Las improvisaciones casi nunca sirven. En la alimentación, tampoco. ¿Empezamos?

Planifica un menú semanal

Lo primero que debes hacer es tener claro qué platos vas a preparar durante la semana. Sin esa información, todo lo demás pierde eficacia. Así que siéntate con un papel y un lápiz (o con la app "notas" del móvil) y piensa en los días que tienes que cocinar, los días que comerás fuera, de cuánto tiempo dispones, etc. Haz tu menú semanal, y en base a él, puedes ir preparando el siguiente paso.

Lista de la compra.

Todo aquello que compres, te lo acabarás comiendo. Es así, científicamente probado. Así que piensa muy bien lo que metes en la cesta, porque acabará en tu estómago.

A mis alumnos en consulta siempre les doy una lista vacía para rellenar con estos grupos: fruta, verdura, proteína saludable, grasa saludable y cereales. Si no está en estas categorías, probablemente no deba estar en el carro.

Lee el etiquetado.

Fundamental entender qué estamos comprando. La industria alimentaria va a intentar por todos lo medios distraer nuestra atención. ¡No lo permitas! Revisa la información nutricional y que no te den gato por liebre.

Evita azúcar, sal y aceites refinados.

Cuando leas el etiquetado, esta información es muy valiosa. Los gramos de sal o de azúcar presentes pueden convertir un producto aparentemente sano en una bomba para la salud. La calidad de las grasas también es vital. Si no especifica aceite virgen, del tipo que sea, nos encontramos ante una grasa refinada. Evítala.

Compra alimentos frescos sin procesar.

Suena obvio, pero es así. Casi todos los productos procesados llevan muchas sustancias que no son nada recomendables: grasas refinadas, sal y azúcar en gran cantidad, aditivos, colorantes, conservantes, potenciadores del sabor... una materia prima fresca es siempre una opción mejor.

Visita más el mercado y menos el supermercado.

Si vas a un mercado tradicional, las posibilidades de comprar productos superfluos disminuyen considerablemente. Seguro que tu cesta se llena de materias primas llenas de color, en vez de envases con productos comestibles. Notarás el cambio.

Publicidad engañosa

Por último, la publicidad puede ser la peor consejera que puedes tener. Piensa en los millones de euros que la industria alimentaria invierte en publicidad para convencer a la población de que sus productos son sanos, exquisitos, caseros y naturales. Si se anuncia mucho, mejor evitarlo.

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